jueves, julio 27, 2006

Lo siento

Hacía un calor agobiante allí abajo. Era pleno verano y el sótano, pese a ser la una de la mañana, parecía un horno encendido. No podía soportarlo más. Tenía que salir al exterior a tomar algo de aires fresco, después de cinco días encerrado ahí abajo realmente lo necesitaba, sé que no era una buena idea pero tenía que hacerlo.

Tras varios minutos pensándolo, me decidí por fin y subí las escaleras que daban al piso de arriba. Allí me quedé escuchando lo que ocurría en el exterior durante unos segundos. No se oía nada. Con algo de duda abrí lentamente la puerta de la calle y tras asomarme y asegurarme de que no había nadie, salí fuera. Todo estaba tranquilo, medio derruidos algunos edificios, otros simplemente quemados. Respiré aire profundamente y me senté junto a la entrada, sólo sería un momento.

Cuando estaba apunto de levantarme, apareció una silueta que caminaba hacia mí. No podía ver de quién se trataba hasta que apenas estuvo a cinco metros de distancia. !Era aquél compañero de la universidad con el que había pasado tan buenos momentos! Quién lo iba a decir. Me levanté y fui a saludarle sonriendo. No podía creer que estuviese allí, había pasado tanto tiempo. Apenas nos separaban un par de metros cuando escuché las dos únicas palabras que saldrían de su boca esa noche "lo siento".

Me quedé algo sorprendido. ¿Que había querido decir? No lo entendía, no había sucedido nada en el pasado por lo que tuviera que disculparse. Al instante descubrí la respuesta. El sonido del arma hizo un gran estruendo en aquella silenciosa noche. ¿Por qué no me había fijado antes en el arma que llevaba? No lo recuerdo. Tampoco reparé en su uniforme, el mismo que llevaban los soldados que había arrasado todo apenas unos días atrás. Poco importaba ya. Notaba como una sensación de frío empezaba a recorrer todo mi cuerpo. Era algo extraño, no sentía dolor, sin embargo la camisa estaba manchada de mi propia sangre.

Recuerdo haber caído de rodillas. Fue entonces cuando le volví a mirar. Su rostro estaba pálido, y sus ojos vidriosos. Si, realmente había dicho aquellas palabras de corazón. No le guardo rencor. Todo era culpa de esa estúpida guerra, a la que nadie nos había invitado a entrar, y en la que sin embargo estábamos. Cuando acabaría...

Ya se me empieza a nublar la vista. Creo que ha llegado el momento. Mejor que haya sido así, sin verlo llegar, sin miedo, sin temor. Nunca pensé cómo sería este momento. Ahora ya lo sé, ya está ahí, el final...

1 comentario:

Dunos dijo...

Oh, thanks. I hope you understand everything :)